Un violento sismo de 8,8 grados en la escala de Richter, uno de los más potentes de la historia, seguido de un fuerte tsunami en el océano Pacífico, que puso en alerta a 53 países, sacudió la zona central y sur de Chile, y dejó más de 300 muertos, decenas de desaparecidos, dos millones de damnificados, 500.000 viviendas destruidas y numerosas ciudades completamente en ruinas.
Una de las tantas comunas damnificadas fue Buin. En especial, la localidad de Valdivia de Paine, hogar de gente humilde, esforzada y trabajadora, quienes se sintieron abandonados por la autoridad. El municipio de Buin no contaba con recursos suficientes para abordar la emergencia; se encontró imposibilitado para socorrer a todos sus habitantes. Sería injusto culpar a la municipalidad, porque ésta cuenta con una determinada cantidad de recursos financieros y humanos, que ante tan inesperada situación, no dieron abasto, al igual que en muchas otras pequeñas comunas del país.
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